domingo, 25 de enero de 2009

L'Infinito

Sempre caro mi fu quest’ermo colle
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiette
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Cosí tra questa
Inmensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.


Traducció:
Siempre querido me fue este yermo cerro
Y este cerco que a tanta parte
Del último horizonte la mirada excluye.
Mas, sentado y mirando interminables
Espacios de allá lejos, sobrehumanos
Silencios y profundísima quietud,
Me quedo ensimismado hasta que por poco
El corazón no se espanta. Y como el viento
Oigo susurrar entre las plantas,
Yo a aquel infinito silencio a esta voz
Voy comparando, y pienso en lo eterno
Y en las muertas estaciones y en la presente
Y viva, y su sonido. Así tras esta
Inmensidad se anega mi pensamiento;
Y naufragar en este mar me es dulce.



Poeta, filólogo, ensayista, traductor y editor, Giacomo Leopardi es conocido por el hondo pesimismo que dejó traslucir en toda su obra. Nació en Recanati, sobre la costa adriática italiana, el 29 de junio de 1798 y su corta vida estuvo signada desde muy temprano por la enfermedad, origen sin duda de la tristeza infinita que llevó siempre en el alma.
Primogénito del conde Monaldo y de la marquesa Adelaida Antici, recibió una educación rígida y conservadora a pesar de su enorme fragilidad física. Desde muy pequeño aprovechó la extensa biblioteca de su padre para adquirir una vasta cultura que lo convirtió en un gran poeta y ensayista. Su primera publicación, "Al pie del monumento de Dante" en 1819, fue seguida por obras de carácter romántico y melancólico entre las que se destacan "Cantos" en 1824 a 1835, "Misceláneas" en 1832, "Opúsculos morales" en 1827, y "Zibaldone" en 1832. Su inestabilidad emocional y los repetidos fracasos sentimentales, lo llevaron a viajar por diferentes ciudades italianas hasta radicarse en Nápoles, donde falleció en 1837.

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